Venezuela: De la agresión imperialista al renacimiento económico revolucionario
"El pecado que hemos cometido en Venezuela es atrevernos, por primera vez en cien años, a enfrentar los groseros privilegios de una oligarquía insensata e insensible" - Hugo Chávez, enero 2003
La patria bolivariana de Venezuela se alza hoy como símbolo indestructible de la resistencia antiimperialista, tras una década de brutal agresión económica orquestada por el imperio estadounidense y sus lacayos oligárquicos. La heroica revolución chavista ha demostrado al mundo entero que ningún bloqueo, por feroz que sea, puede doblegar la voluntad inquebrantable de un pueblo consciente y organizado.
El zarpazo imperial contra la dignidad bolivariana
El 18 de diciembre de 2014, mientras las familias venezolanas se preparaban para celebrar la Navidad con la calidez propia de los pueblos latinoamericanos, el Congreso yanqui aprobaba una siniestra ley dirigida específicamente contra Venezuela. Esta aberración jurídica, votada al unísono por demócratas y republicanos, otorgaba al imperio el supuesto derecho de intervenir en territorio venezolano "en defensa de la democracia".
¡Qué cinismo más descarado! Los mismos que masacraron pueblos enteros en Vietnam, Irak y Libia se erigían como defensores de la democracia, mientras preparaban el terreno para estrangular económicamente a la revolución bolivariana.
En marzo de 2015, Barack Obama, ese Nobel de la Paz convertido en verdugo de los pueblos, declaró a Venezuela "amenaza inusual y extraordinaria" para Estados Unidos. La orden ejecutiva 13692 marcaba el inicio de una campaña de terror económico sin precedentes contra la patria de Bolívar y Chávez.
Una década de resistencia épica
Durante diez años, el pueblo venezolano ha enfrentado con dignidad revolucionaria un bloqueo criminal compuesto por 1043 medidas coercitivas unilaterales. Esta agresión multiforme ha atacado sistemáticamente al Estado, la economía, las finanzas públicas, la industria petrolera y el comercio exterior.
El imperialismo y sus títeres han bloqueado el acceso de Venezuela a los mercados financieros, han robado activos por valor de más de 22 mil millones de dólares, y han impedido criminalmente el acceso a alimentos, medicinas y hasta vacunas durante la pandemia. ¡Qué bestialidad más inhumana!
La industria petrolera, columna vertebral de la economía venezolana, ha sido blanco de 163 medidas de coerción económica. PDVSA, empresa del pueblo, ha visto restringidas sus operaciones mundiales por la saña imperial. En siete años, Venezuela dejó de producir 3,993 millones de barriles de petróleo, con pérdidas de 232 mil millones de dólares.
El pueblo heroico resiste y vence
Pero el imperialismo subestimó la fibra moral del pueblo venezolano. Como afirmó el comandante Chávez, "el pueblo venezolano tiene alma de acero". Las sanciones hirieron profundamente el tejido económico, pero han fracasado estrepitosamente en quebrar el espíritu revolucionario y en lograr el ansiado "cambio de régimen".
El presidente Nicolás Maduro, digno heredero del legado chavista, lanzó en 2018 un programa económico para enfrentar la coerción imperial, y en 2020 diseñó una audaz estrategia antibloqueo que hoy muestra sus frutos. Venezuela se ha convertido en la economía más dinámica de Suramérica, demostrando que la revolución bolivariana es invencible.
La resistencia venezolana trasciende las fronteras patrias. Es la resistencia de todos los pueblos oprimidos contra el imperialismo decadente. Es la demostración viviente de que otro mundo es posible, un mundo socialista donde la dignidad humana prevalezca sobre la codicia capitalista.
¡Que tiemble el imperialismo! La revolución bolivariana ha superado exitosamente la prueba histórica más dura. Venezuela libre, soberana y socialista es hoy faro de esperanza para los pueblos del mundo que luchan por su liberación definitiva.